El desafío que enfrenta la logística de granos en Argentina

La logística de granos en Argentina enfrenta un desafío silencioso que trasciende la producción primaria y ya impacta de forma directa en el transporte, almacenamiento y comercio exterior de granos. El fenómeno conocido como commingling, o mezcla involuntaria de distintos cultivos, representa un riesgo que puede derivar en rechazos de exportaciones, pérdidas económicas y fricciones con los mercados internacionales cada vez más exigentes. 

Especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) advierten que la presencia de trazas no declaradas de cultivos, aunque sea en cantidades mínimas, puede activar alertas sanitarias en destino, especialmente cuando se trata de granos con potencial alergénico como el maní, la soja o el trigo. 

Este tipo de riesgo logístico está asociado no solo a la cosecha en sí, sino fundamentalmente, a diferentes etapas de la cadena operativa: transporte en equipos compartidos, uso de maquinarias o vagones previamente utilizados para otro cultivo y almacenamiento en silos o centros de acopio sin protocolos de segregación adecuados. 

Dónde se produce el riesgo invisible en la cadena logística de granos

La problemática del commingling no se limita a un solo eslabón de la operación, sino que puede originarse en distintos puntos críticos del flujo de granos:

• Maquinaria compartida entre diferentes lotes durante la cosecha, que no se limpia adecuadamente antes del próximo uso. 
• Transporte en camiones o tolvas que previamente transportaron otro cultivo y no fueron segregados correctamente. 
• Almacenamiento en silos o centros de acopio sin protocolos estrictos de separación por producto. 

Estos escenarios pueden parecer menores a simple vista, pero en contextos donde los mercados importadores exigen certificaciones de trazabilidad completas, la presencia de residuos o trazas no declaradas puede activar procesos de rechazo o devolución. 

Impactos clave del riesgo de mezcla involuntaria en Argentina 

• Pérdida de trazabilidad documental, dificultando el seguimiento de origen y calidad del grano. 
• Rechazos sanitarios en destino, principalmente en mercados con exigencias estrictas. 
• Daño reputacional para exportadores y posibles cuestionamientos regulatorios. 
• Costos operativos adicionales, asociados a limpiezas, reclasificaciones o devoluciones. 
• Barreras comerciales futuras, derivadas de auditorías y alertas de mercados importadores. 

¿Cómo afecta al comercio exterior argentino?

En un entorno global donde los compradores internacionales exigen cada vez mayor garantía de calidad y trazabilidad, el riesgo de mezcla involuntaria de cultivos pone bajo presión la competitividad de las exportaciones argentinas. 

Los mercados internacionales aplican controles sanitarios estrictos, y la presencia de trazas no declaradas de otros cultivos, por ejemplo soja en lotes de trigo, puede activar alertas que retrasen o incluso bloqueen la operación de exportación emitidas desde Argentina. 

Este escenario eleva la importancia de la logística como factor estratégico en la cadena de comercio exterior, donde cada etapa, desde la cosecha hasta la entrega al puerto, debe cumplir con protocolos que minimicen el riesgo invisible. 

Respuesta operativa para las exportaciones: herramientas y control

Aunque el desafío es relevante, existen herramientas y estrategias que pueden ayudar a mitigar este tipo de riesgo:

• Implementar protocolos de limpieza y segregación estrictos para maquinaria agrícola y de transporte. 
• Fortalecer los sistemas de gestión documental y trazabilidad digital en silos y centros de acopio. 
• Capacitar a los operadores y equipos logísticos sobre las mejores prácticas de segregación de granos. 

La adopción de estas prácticas no solo ayuda a reducir la posibilidad de mezcla involuntaria, sino que también eleva los estándares logísticos y operativos dentro de una industria exportadora cada vez más exigente.

El papel de la logística en mercados exigentes

El riesgo invisible del commingling pone de manifiesto la centralidad de la logística y la trazabilidad como elementos diferenciadores del comercio exterior argentino. En un sector donde cada diferencia en calidad puede determinar la aceptación o rechazo de un embarque, asegurar la integridad del producto desde su origen hasta el embarque final es una prioridad estratégica.

La atención a estos riesgos no solo protege la operación logística, sino que también fortalece la competitividad internacional de Argentina como exportador de granos, manteniendo la confianza de mercados exigentes y reduciendo barreras técnicas innecesarias.