Un retraso en el buque Maersk Saltoro afecta la calidad de las cerezas chilenas

El incidente protagonizado por el buque Maersk Saltoro ha causado estragos en el sector de los productos perecederos, en especial en la exportación de cerezas chilenas destinadas al mercado asiático para el Año Nuevo Chino. El retraso, originado por una falla mecánica en el motor del buque, ha provocado que 1.353 contenedores lleguen con un importante deterioro, generando una crisis sin precedentes en la cadena logística.

Un retraso que desencadenó problemas de calidad 

El buque, con una fecha estimada de arribo fijada para el 20 de enero, sufrió una avería que le obligó a posponer su llegada por varias semanas. Este desafortunado contratiempo impactó negativamente en una industria que depende de la puntualidad para preservar la frescura y calidad de sus exportaciones. La demora permitió que las cerezas chilenas se vieran expuestas a condiciones adversas, afectando de manera irreparable su estado.

Una vez descargado el buque, se inició un proceso de inspección que, hasta el momento, ha avanzado lentamente. El control y análisis exhaustivo ha aumentado la incertidumbre respecto al destino final de la carga, generando preocupación entre los exportadores.

Evaluación de la carga: inspecciones y consecuencias

El retraso ha dejado a la industria en una situación crítica. Durante las inspecciones iniciales, se constató que aproximadamente el 10% de los contenedores presentaban signos de pudrición y partiduras, condiciones que hacen inviable la comercialización de las cerezas. Los análisis de laboratorio han sido contundentes: la fruta se encuentra en condiciones inaceptables para ser distribuida.

Ante esta situación, las autoridades han decidido adoptar un método acelerado de inspección, realizando evaluaciones visuales en el resto de la carga. La directriz es clara: cualquier lote que no cumpla con los estándares de calidad deberá ser destruido de inmediato. No obstante, aún falta revisar el 90% restante de los contenedores, lo que prolonga la incertidumbre sobre el destino de toda la carga. Durante el proceso, se irán evaluando posibles escenarios para definir las acciones correctivas a implementar.

Desafíos en la cobertura de seguros de carga

En situaciones como esta, se podría pensar que un seguro de carga podría mitigar las pérdidas, pero la realidad es mucho más compleja. Se estima que cerca del 70% de la mercancía cuenta con algún tipo de cobertura, sin embargo, muchas pólizas incluyen cláusulas restrictivas que limitan el reembolso en casos de retrasos.

Desde la crisis sanitaria global, las condiciones de las aseguradoras han cambiado, haciendo más difícil obtener compensaciones de manera ágil. Mientras algunos exportadores podrían recibir indemnizaciones en un plazo aproximado de tres meses, otros podrían verse obligados a esperar hasta seis meses o incluso más. Para quienes carecen de una cobertura adecuada, la única alternativa sería recurrir a litigios contra la naviera, un proceso legal que podría extenderse por años y aumentar aún más las pérdidas.

Lecciones aprendidas para el sector exportador

Este lamentable episodio deja importantes enseñanzas para la industria de exportación de productos perecederos. Los exportadores han aprendido que la gestión de riesgos y la planificación son elementos fundamentales para evitar crisis en la cadena de suministro. Algunas de las lecciones clave incluyen:

• Contratos robustos: Es crucial contar con acuerdos de transporte que incluyan cláusulas claras sobre responsabilidades y compensaciones en caso de retrasos o incidentes inesperados.
• Coberturas de seguros detalladas: Más allá de contar con una póliza, es indispensable revisar cada detalle para asegurarse de que se cubran escenarios de demoras y daños en la carga.
• Documentación exhaustiva: Una correcta certificación e inspección de la carga respaldan cualquier reclamo y facilitan la resolución de conflictos.
• Diversificación de mercados: Reducir la dependencia de un único destino puede disminuir el impacto de imprevistos y abrir nuevas oportunidades en otros mercados internacionales.

El caso del Maersk Saltoro subraya la importancia de implementar estrategias preventivas y de contar con sistemas de monitoreo y control que garanticen la integridad de los productos durante todo el trayecto. La rapidez en la respuesta ante fallos y la capacidad de adaptación en la cadena logística son elementos esenciales para enfrentar desafíos en el competitivo mundo de las exportaciones.

Reflexiones sobre el futuro del transporte de productos perecederos

Este incidente no solo afecta de manera inmediata la economía de quienes dependen de la exportación de cerezas chilenas, sino que también marca un antes y un después en el sector del comercio internacional de productos perecederos. La necesidad de incorporar tecnologías avanzadas, como el monitoreo en tiempo real y sistemas de alerta temprana, se vuelve imperativa para prevenir daños irreversibles en cargas sensibles.

La experiencia vivida resalta que, ante imprevistos como fallas mecánicas o condiciones climáticas adversas, la planificación y el uso de seguros de carga bien estructurados son vitales para mitigar riesgos. Además, la diversificación en los canales de distribución y el fortalecimiento de las cláusulas contractuales pueden ser estrategias decisivas para superar futuras crisis.

En definitiva, la demora del buque y el deterioro de las cerezas chilenas evidencian la fragilidad de una cadena de suministro que, sin una gestión integral, puede verse comprometida. Este episodio es una llamada de atención para que los actores del comercio internacional revisen y refuercen sus estrategias logísticas, asegurando que, incluso en situaciones adversas, la calidad y el valor de los productos no se vean mermados. Con un enfoque proactivo y el apoyo de tecnologías innovadoras, es posible transformar los desafíos en oportunidades para optimizar el transporte y la comercialización de bienes perecederos en el mercado global.